Había decidido lanzarme al Concejo Municipal de El Retiro para trabajar por los animales, la cultura y el empleo. Decidido a comenzar a trabajar me reuní con los animalistas del municipio y con algunos políticos. Todos manifestaron su apoyo y agradecieron que alguien tomara las banderas de estas importantes causas, sin embargo pocos aparecieron a la hora de conseguir donaciones para la campaña y mucho menos para dar la cara para los apoyos políticos.
Una mañana de julio, a pocos días de que se cerraran las inscripciones de candidatos, me llamó Mabel López, la gerente de Teleantioquia, a ofrecerme el cargo de analista político para el noticiero de la mañana del canal, pero me advirtió que no podría ser candidato por asuntos de conflicto de intereses. Le pedí que me dejara pensarlo y asistir un par de días a la emisión para poder evaluarlo.
Al final, decidí renunciar a mi candidatura, ya maltrecha, y apuntarme al inmenso voltaje de levantarme todos los días a las 4 de la mañana y practicar el deporte extremo de dar mi opinión al aire. Es claro que cuando digo A se enojan los de B y cuando digo B se enojan los de A, y cuando digo A y B se enojan ambos porque no tomo partido. Pero ya me he ido acostumbrando, no puede ser de otro modo.
A lo que aún no me acostumbro, y creo que nunca lo haré, es a la actitud de algunos personajes, que cuando algo no sale como se supone que debe salir, reclaman airadamente y hasta gritan y dan golpes en la mesa. Dicen que es muy común en este medio este tipo de conductas, por lo que seguramente no tengo perspectivas muy prometedoras en los noticieros. Ya veremos que nos depara el futuro y la vida, siempre generosa.
De momento les comparto algunas de este año lleno de emociones, en el que he aprendido mucho de la realidad de este país, de los medios de comunicación pero por sobre todo de la naturaleza humana de quienes día a día tenemos que dar la cara para informar a las personas y asumir el inmenso riesgo de acertar de vez en cuando o de equivocarnos constantemente.